Día 8 de mayo: Jornada por el futuro de la Universidad

El pasado día ocho de mayo tuvo lugar una jornada que a muchos nos costará olvidar. El trabajo de más de un mes de muchas personas que han estado trabajando veinticuatro horas al día en la facultad y la colaboración espontanea de mucha más gente que no pudo asistir a las asambleas nocturnas, se vio recompensada de forma exponencial.

Tras una noche de encierros de trabajo en siete facultades de la Comunidad de Madrid, se podía ya anunciar el éxito, pero pese a esto, ni el más optimista pudo prever lo que sucedío ese día.

Por un lado la jornada de huelga amanecío en la Facultad de Filosofía y Filología completamente decorada de carteles y pancartas que invitaban a sumarse a la huelga bajo la consigna de "Hoy hay huelga, por la clase del mañana". El friso de la Facultad ya daba la bienvenida "a lo que queda de tu Facultad" y en el umbral de la única puerta que permanecía abierta, un grupo de personas garantizaban que nadie entrase en la Facultad sin conocer los motivos de la huelga.
Los profesores María José Callejo, Juan Bautista Fuentes y Carlos Fernández Liria se adhirierón a la huelga de un modo muy especial: trasladando sus magistrales clases al recibidor de la Facultad y adaptandolas a la temática de la mercantilización de la educación, para que todo aquel que pasasé no pudiese hacer más que sucumbir a la tentación de quedarse a escucharles.
Los pocos que decidieron ir a clase, se encontraron con que pudieron hacerlo con total libertad, y que los unicos "piquetes" organizados fueron a las clases simplemente a invitar a sumarse a alumnos y profesores a la huelga y, en las tres clases que no decidieron sumarse, se les permitió que diesen su clase con tranquilidad.

En cuanto a la manifestación que salió a las 12 de Atocha, fue un acto que comenzó mucho antes, cuando los estudiantes encerrados salieron de sus facultades al unisono y fueron juntos hacía el punto de inicio de la manifestación. Tras la pancarta "En defensa de la Universidad Publica, ni LOU ni Bolonia" un numero creciente de estudiantes y profesores avanzaba bajo la lluvia y al alegre ritmo de canciones y consignas hasta llegar a los cerca de quince mil personas, lo que rompía todas las predicciones. Prueba de esto fue la sobrecogedora imagén de la estrecha calle Cruz tomada desde su inici hasta el final por una masa de personas cabreadas porque no se había tenido en cuenta a la universidad a la hora de decidir su desmantelación.

Tras la llegada al difunto Ministerio de Educación y Ciencia se leyó un emotivo comunicado en el que se exponían las reivindicaciones, destacando la paralización de la LOU para poder abrir un debate público y vinculante entre todos los agentes competentes para decidir sobre el futuro de la educación (entre los que se encuentra como protagonista, claro está, la propia Universidad)

La masiva manifestación es una evidencia de la preocupación que sentimos estudiantes y profesores sobre la profunda reestructuración (o desestructuración) que está sufriendo la Universidad y de que aunque se nos silencie indiscriminadamente, saldremos a la calle a hacernos oir.

En definitiva, la jornada del día 8 de mayo se puede calificar como un rotundo exito, que muestra a la vez que algo se mueve dentro de la universidad y lo injusto de la etiqueta "la generación del botellón"

Queremos hacer algo grande, y entre todos podemos y estamos consiguiendolo, no dudes en informarte y participar, pues de esto depende tu futuro y el futuro de la Universidad.